Las trabas en la adopción parece que se han invertido. ¿Cuantos niños españoles autóctonos han tenido que crecer sin padres que les educaran y criaran en las últimas décadas cuando era practicamente imposible adoptar en España mientras han llenado el país de niños Africanos, Orientales y Sudamericanos entre otros?. ¿De cuantos niños extranjeros más llenarán España aprovechando el drama social de las parejas autóctonas con problemas de esterilidad mientras se aprueban leyes del aborto "de libre albedrío" que aprovechan en mayor número las mujeres autóctonas que las extranjeras residentes en España?. ¿Por qué ahora parece ser que sea más fácil adoptar en Madrid que en el extranjero?. ¿Será porque esos niños "madrileños" son de mujeres extranjeras, que sí tienen a sus hijos no como las españolas que las abortan gracias a la ley de Zapatero, con lo cual sigue ayudando a la sustitución poblacional en España, a la endofóbia y al genocidio autóctono?. ¿Por qué los principales países de origen son tan dispares como Rusia, China, Etiopía y Vietnam?. ¿Por qué precisamente Rusia, el único país europeo de origen desde donde no se produce una sustitución de población tan sangrante para España, pone trabas ahora para adoptar a "sus hijos"?.
Pero sobre todo... ¿A qué se debe el aumento de la esterilidad en la población española, sobre todo en la calidad del esperma de los hombres en los últimos tiempos?. ¿Qué nos están echando en la comida, en el agua o en el aire?. ¿Existe alguna conspiración para acabar con la población autóctona europea en el mundo esterilizando a sus varones?. Si es así, no creeemos que lo sepamos nunca. Pero cuanto menos es sospechoso.
La tierra tiene exceso de población y la esterilización natural de algunos miembros de la población puede ser una regulación poblacional natural de la propia naturaleza para no crear excesos. Pero, ¿Por qué precisamente abunda entre la población europea y no la africana o asiática donde tienen el mayor exceso de población?. ¿Somos una estirpe en retroceso y extinción?. Tal vez sea eso, que nuestra actitud de lo políticamente correcto nos ha debilitado de tal forma que seamos un pueblo decadente. Un pueblo decadente que gracias a la esterilidad cada vez mayor de sus miembros autóctonos; la baja tasa de fecundidad de los miembros fértiles en las últimas décadas; la alta tasa de inmigración cuya tasa de fecundidad duplica a la autóctona y la alta tasa de adopción de niños extraeuropeos van a llevar en menos décadas de las que creemos a una sustitución poblacional tanto de la vieja Hispania como de la sagrada Europa.
Solución. La única solución a este desaguisado demográfico Español y Europeo pasa por las medidas contrarias. España necesita niños que realicen una sustitución poblacional autóctona en condiciones.
-La principal medida a adoptar sería potenciar la natalidad autóctona con ayudas, reales y no de limosna, a las parejas de origen autóctono que sean fértiles para que su grado de fecundidad suba, como mínimo, a los tres o cuatro niños por pareja. Ofrecer esas ayudas únicamente a las parejas autóctonas. ¿Una política xenófoba?, puede ser. Pero es contraria a la también discriminatoria endófoba que se está realizando actualmente y que no es tan políticamente incorrecta los dioses saben porqué siniestra razón.
- Otra medida a seguir sería anular la actual ley asesina del aborto de la política genocida de Zapatero, que utilizan en mayor medida las mujeres fértiles autóctonas frente a las inmigrantes cuya cultura positiva que es favorable a la infancia les niega a tomarla siquiera en consideración moralmente. Con ello, favorecer a las parejas infértiles autóctonas puedan criar estos niños que nacen sin que sus padres naturales quieran acogerlos. De esta forma se finiquitan dos dramas sin "patrocinar" la sustitución poblacional española: el de la madre que no quiere o no puede hacerse cargo de su hijo natural y el de la pareja infértil que no puede tener un hijo natural pero puede criar al bebé "sin padres".
- Otra solución es regular la inmigración extraeuropea con el fin de que no sea superior a lo socialmente absorvible. De igual forma, no se puede "regalar" con tanto albedrío la nacionalidad tanto de los inmigrantes venidos de fuera como de sus hijos nacidos aquí. Por estos caminos se produce la sangría real del genocidio endofóbico que parecen pretender los dueños del mundo en España en particular y en Europa por extensión.
-Para finalizar se debería facilitar desde el estado la adopción de los niños autóctonos que son abandonados por sus padres naturales. Esto lo debería llevar alguna organización social estatal que sea gratuita, con el fin de que no vuelvan a suceder los dramas de los raptos de niños al nacer como pasó en otra época en España y como, presuponemos, puede estar pasando en los "nuevos niños" venidos del extranjero. El niño, ante todo, tiene el derecho de criarse con sus padres naturales si estos quieren. Deben haber un mínimo de requisitos para poder adoptar, pero no tan estrictas como las actuales. La situación económica de los padres adoptivos debe importar menos que, por ejemplo, el psicológico y social. Dando más facilidades, estamos seguros de que muchos de los padres adoptantes no marcharían al extranjero a conseguir la adopción de un niño.
Estas son las medidas a tomar, entre otras muchas, si realmente existiera voluntad por parte del pueblo autóctono decadente español y europeo de subsistir como pueblo, cultura e identidad. Voluntad que, presuponemos, está raptada por los mismos que están produciendo; por medio de lo políticamente correcto y ataques a nuestro remordimiento importado con palabras mágicas como xenofobia y racismo; un ataque endófobo y genocida de sustitución natural de la población en nuestra sagrada tierra.
Solución. La única solución a este desaguisado demográfico Español y Europeo pasa por las medidas contrarias. España necesita niños que realicen una sustitución poblacional autóctona en condiciones.
-La principal medida a adoptar sería potenciar la natalidad autóctona con ayudas, reales y no de limosna, a las parejas de origen autóctono que sean fértiles para que su grado de fecundidad suba, como mínimo, a los tres o cuatro niños por pareja. Ofrecer esas ayudas únicamente a las parejas autóctonas. ¿Una política xenófoba?, puede ser. Pero es contraria a la también discriminatoria endófoba que se está realizando actualmente y que no es tan políticamente incorrecta los dioses saben porqué siniestra razón.
- Otra medida a seguir sería anular la actual ley asesina del aborto de la política genocida de Zapatero, que utilizan en mayor medida las mujeres fértiles autóctonas frente a las inmigrantes cuya cultura positiva que es favorable a la infancia les niega a tomarla siquiera en consideración moralmente. Con ello, favorecer a las parejas infértiles autóctonas puedan criar estos niños que nacen sin que sus padres naturales quieran acogerlos. De esta forma se finiquitan dos dramas sin "patrocinar" la sustitución poblacional española: el de la madre que no quiere o no puede hacerse cargo de su hijo natural y el de la pareja infértil que no puede tener un hijo natural pero puede criar al bebé "sin padres".
- Otra solución es regular la inmigración extraeuropea con el fin de que no sea superior a lo socialmente absorvible. De igual forma, no se puede "regalar" con tanto albedrío la nacionalidad tanto de los inmigrantes venidos de fuera como de sus hijos nacidos aquí. Por estos caminos se produce la sangría real del genocidio endofóbico que parecen pretender los dueños del mundo en España en particular y en Europa por extensión.
-Para finalizar se debería facilitar desde el estado la adopción de los niños autóctonos que son abandonados por sus padres naturales. Esto lo debería llevar alguna organización social estatal que sea gratuita, con el fin de que no vuelvan a suceder los dramas de los raptos de niños al nacer como pasó en otra época en España y como, presuponemos, puede estar pasando en los "nuevos niños" venidos del extranjero. El niño, ante todo, tiene el derecho de criarse con sus padres naturales si estos quieren. Deben haber un mínimo de requisitos para poder adoptar, pero no tan estrictas como las actuales. La situación económica de los padres adoptivos debe importar menos que, por ejemplo, el psicológico y social. Dando más facilidades, estamos seguros de que muchos de los padres adoptantes no marcharían al extranjero a conseguir la adopción de un niño.
Estas son las medidas a tomar, entre otras muchas, si realmente existiera voluntad por parte del pueblo autóctono decadente español y europeo de subsistir como pueblo, cultura e identidad. Voluntad que, presuponemos, está raptada por los mismos que están produciendo; por medio de lo políticamente correcto y ataques a nuestro remordimiento importado con palabras mágicas como xenofobia y racismo; un ataque endófobo y genocida de sustitución natural de la población en nuestra sagrada tierra.
Suben las adopciones de niños madrileños y bajan las de extranjeros por las "trabas"
Una madre con sus hijos paseando por la calle, en una imagen de archivo. (ARCHIVO)
Ampliar - Rusia y China están limitando las adopciones internacionales.
- Hasta septiembre de 2011, se produjeron 50 adopciones nacionales.
- Dentro de las adopciones internacionales, los menores procedentes de China siguen siendo el grupo más numeroso.
Hasta septiembre de este año, se han producido un total de 50 adopciones nacionales. De ellas, 34 proceden de casos de renuncia y abandono, 11 de distintos centros y 5 de familias de urgencia.
Adopciones internacionales
En cuanto a las adopciones internacionales, se han producido 316 y se ha confirmado la tendencia a la baja que se viene produciendo desde el año 2004 por las "trabas" que, según Victoria, ponen los países de los que proceden los niños adoptados.Los menores procedentes de China continúan siendo el grupo más numeroso. En 2010 representaron el 22%. Tras ellos, los países con mayor número de niños adoptados son Rusia (17,14%), Etiopía (16%), Vietnam (12%) y a mucha más distancia el resto de países.
"Rusia y China están poniendo muchas barreras y están limitando los casos de adopción internacional", ha explicado el consejero, que ha apostado por "fomentar políticas de acogimiento y de adopción nacional". "Hay que apostar por la familia y el cariño", ha sentenciado.
FUENTE: http://www.20minutos.es/noticia/1175471/0/adopcion/ninos-madrilenos-extranjeros/trabas-paises/
Aumenta la adopción de niños madrileños pero disminuye la de extranjeros por las "trabas" de algunos países
La adopción de niños madrileños ha aumentado pero la de aquéllos que proceden del extranjero ha descendido como consecuencia de las "trabas" de algunos de los países de origen, según ha confirmado a Europa Press el consejero de Asuntos Sociales, Salvador Victoria.
Hasta septiembre de este año, se han producido un total de 50 adopciones nacionales. De ellas, 34 proceden de casos de renuncia y abandono, 11 de distintos centros y 5 de familias de urgencia.
En cuanto a las adopciones internacionales, se han producido 316 y se ha confirmado la tendencia a la baja que se viene produciendo desde el año 2004 por las "trabas" que, según Victoria, ponen los países de los que proceden los niños adoptados.
Los menores procedentes de China continúan siendo el grupo más numeroso. En 2010 representaron el 22 por ciento. Tras ellos, los países con mayor número de niños adoptados son Rusia (17,14 por ciento), Etiopía (16 por ciento), Vietnam (12 por ciento) y a mucha más distancia el resto de países.
"Rusia y China están poniendo muchas barreras y están limitando los casos de adopción internacional", ha explicado el consejero, que ha apostado por "fomentar políticas de acogimiento y de adopción nacional". "Hay que apostar por la familia y el cariño", ha sentenciado.
Hasta septiembre de este año, se han producido un total de 50 adopciones nacionales. De ellas, 34 proceden de casos de renuncia y abandono, 11 de distintos centros y 5 de familias de urgencia.
En cuanto a las adopciones internacionales, se han producido 316 y se ha confirmado la tendencia a la baja que se viene produciendo desde el año 2004 por las "trabas" que, según Victoria, ponen los países de los que proceden los niños adoptados.
Los menores procedentes de China continúan siendo el grupo más numeroso. En 2010 representaron el 22 por ciento. Tras ellos, los países con mayor número de niños adoptados son Rusia (17,14 por ciento), Etiopía (16 por ciento), Vietnam (12 por ciento) y a mucha más distancia el resto de países.
"Rusia y China están poniendo muchas barreras y están limitando los casos de adopción internacional", ha explicado el consejero, que ha apostado por "fomentar políticas de acogimiento y de adopción nacional". "Hay que apostar por la familia y el cariño", ha sentenciado.
FUENTE: http://www.lavanguardia.com/local/madrid/20111002/54224976918/aumenta-la-adopcion-de-ninos-madrilenos-pero-disminuye-la-de-extranjeros-por-las-trabas-de-algunos-p.html
Si no repunta pronto y mucho nuestra fecundidad, la situación demográfica de España en 2036 será mala, muy mala o sencillamente pésima. El ejercicio teórico de prolongar durante los próximos 25 años las tendencias demográficas actuales arroja resultados horripilantes, pero lógicos, según un estudio realizado por el diario Expansión.
En España llevamos tres décadas con muy baja natalidad, y eso, a la larga, es tan mal negocio como el dolce far niente estival de la cigarra del cuento. Para estimar dónde estaríamos en demografía en 2036, a modo de escenario de base, cabe emplear las siguientes hipótesis para las variables esenciales:
• Tasa de fecundidad como la actual hasta 2036. En 2010 tuvimos 1,38 hijos por mujer, por una media de apenas 1,3 desde 1986, precisándose 2,1 para el relevo generacional, razón por la cual cada nueva generación de españoles es un 35%–40% menos numerosa que la anterior.
• Saldo migratorio nulo. Tras el reciente aluvión de inmigrantes, con la crisis y nuestro más del 20% de desempleo, de España se va más gente de la que viene a vivir, tanto extranjeros como españoles, a ritmos que actualmente serían de unas 150.000–200.000 personas al año, según se infiere de las últimas estimaciones de población residente del INE. Por no cargar las tintas más de la cuenta y parecer una hipótesis neutral, en las proyecciones demográficas efectuadas se ha dejado a cero el flujo migratorio neto.
• Esperanza de vida creciendo como en los últimos lustros, a razón de poco más de dos años por década.
Con estos supuestos, lo más destacado de la evolución demográfica de España entre 2011 y 2036 sería lo siguiente:
1. Sustancial pérdida de población. Según nuestros cálculos, la población residente en España mermaría en los próximos 25 años en 3,5-4 millones de personas en total, y en 5–6 millones los españoles de raíz autóctona (NB: en 2011, por primera vez desde el dramático año 1939, España está perdiendo población, según el INE).
2. Mucho más envejecidos. En 2036, un 34% de la población tendría 60 años o más, y un 18%, 21 años o menos. En la actualidad, esos porcentajes son el 22% y el 21%, respectivamente. Hace 25 años, los españoles con 60 años o más no llegaban al 17%, y los sub-21 superaban el 33% del total. Y la edad promedio de los residentes en España en 2036 rondaría los 47 años, por 41 en la actualidad –42 años para los españoles autóctonos– y 33 años en 1976.
3. Menos autóctonos. Aun sin nuevos inmigrantes, como pocos de ellos tienen menos de 60 años, y últimamente uno de cada cuatro bebés en España tiene madre o padre forastero, en 25 años la población nacida fuera de España o descendiente de padres foráneos rondaría el 20% del total (actualmente, el 14% de los residentes empadronados nació en el extranjero, y otro 2% son hijos suyos tenidos en España).
Para nuestra economía, una población decreciente en número total pero creciente en senectud sería algo muy negativo, por dispararse los costes de atender a más y más jubilados (pensiones, sanidad, cuidados personales), soportados por una población activa mermada y menguante. Y porque un perfil demográfico tan lánguido deprimiría, asimismo, la demanda económica interna y el valor de gran parte de nuestras propiedades (como los activos inmobiliarios, nuestra hucha tradicional). Tampoco una España decrépita y decadente parece lo ideal en el plano geopolítico, por no hablar del empobrecimiento afectivo de una sociedad cuya gente apenas tendría hijos, hermanos, primos, tíos….
Desastre demográficoComo hay diferencias muy acusadas por provincias y regiones, de no alterarse las tendencias actuales, en 2036 habrá zonas de España cuyo envejecimiento y despoblación presentarían tintes dramáticos (Asturias, Galicia, Castilla y León, el País Vasco, Aragón, Cantabria, Extremadura…). Y otras en que el desastre demográfico se notaría algo menos, por servir de lugar–refugio para población y empresas: principalmente, Madrid, el litoral mediterráneo y los archipiélagos.
Naturalmente, nuestras perspectivas mejorarían si creciesen nuestras ganas de tener niños. Pero muy rápido y mucho tendrían que hacerlo para que en 25 años reparásemos una parte apreciable del efecto de nuestra actual sequía reproductora –no es posible corregir del todo nuestros actuales desequilibrios demográficos en un cuarto de siglo, pero mejorar algo en natalidad ya sería muy valioso–, máxime cuando necesitamos que la fecundidad repunte algo más de un 50% simplemente para que haya relevo generacional. En cuanto a la esperanza de vida, si en el próximo cuarto de siglo creciese menos de lo previsto, perderíamos aún más población, pero ésta estaría menos envejecida. Y si aumentara de forma más intensa, sucedería lo contrario.
La inmigración extranjera, salvo que caigamos en un estancamiento económico prolongado “a la japonesa”, podría llegar de nuevo cuando la economía española repunte, suavizando nuestro declive demográfico global, pero acentuando en contraste el de la población española autóctona.
Y si gran parte de esa nueva inmigración fuera magrebí–musulmana, cosa lógica por proximidad geográfica y de diferencia de renta per cápita con España, esta comunidad étnico–religiosa reforzaría la masa crítica que ya tiene en buena parte del país, con consecuencias socio–políticas de calado.
En provincias como Almería, Gerona, Tarragona, Lérida, Murcia, La Rioja, Barcelona, Castellón, Baleares o Teruel, por cómo están ahora, la presencia islámica sería elevadísima en 2036. Con las dinámicas actuales, y aun sin nuevos inmigrantes, alrededor del 10% de los jóvenes serían musulmanes en la España de 2036, con picos no inferiores al 15%–25% en las provincias anteriormente citadas, y del 70% o más en Ceuta y Melilla.
Y a la inversa, si no eliminamos trabas a nuestras empresas (legislación laboral hostil al empresario, carga fiscal agobiante, educación mediocre, explosión normativa regional, etcétera) y redimensionamos a un tamaño viable el Estado del bienestar, sin pujanza económica, en los próximos años y décadas podría haber una apreciable emigración de españoles al extranjero, como la hay ahora con la crisis.
Si, además, seguimos con baja natalidad, esto nos llevaría al peor escenario posible para 2036: un invierno demográfico de temperaturas antárticas, al cual habría que llamar más bien “intenso suicidio demográfico”.
Por desgracia, en ello estamos. O nos tomamos muy en serio nuestro gravísimo problema de natalidad y población, damos un salto cualitativo en productividad y recortamos drásticamente gasto público innecesario e impuestos, o en 2036 padeceremos una profunda depresión demográfica, que ya se anticipa en unas cuantas provincias y regiones, que pierden población y envejecen de forma alarmante.
FUENTE: http://www.alertadigital.com/2011/09/22/el-panorama-demografico-en-espana-una-cronica-de-terror-que-anticipa-un-pais-decrepito-menguante-y-con-cada-ano-menos-espanoles/
El panorama demográfico nos lleva a una España decrépita, menguante y con cada vez más población extranjera
Si no repunta pronto y mucho nuestra fecundidad, la situación demográfica de España en 2036 será mala, muy mala o sencillamente pésima. El ejercicio teórico de prolongar durante los próximos 25 años las tendencias demográficas actuales arroja resultados horripilantes, pero lógicos, según un estudio realizado por el diario Expansión.En España llevamos tres décadas con muy baja natalidad, y eso, a la larga, es tan mal negocio como el dolce far niente estival de la cigarra del cuento. Para estimar dónde estaríamos en demografía en 2036, a modo de escenario de base, cabe emplear las siguientes hipótesis para las variables esenciales:
• Tasa de fecundidad como la actual hasta 2036. En 2010 tuvimos 1,38 hijos por mujer, por una media de apenas 1,3 desde 1986, precisándose 2,1 para el relevo generacional, razón por la cual cada nueva generación de españoles es un 35%–40% menos numerosa que la anterior.
• Saldo migratorio nulo. Tras el reciente aluvión de inmigrantes, con la crisis y nuestro más del 20% de desempleo, de España se va más gente de la que viene a vivir, tanto extranjeros como españoles, a ritmos que actualmente serían de unas 150.000–200.000 personas al año, según se infiere de las últimas estimaciones de población residente del INE. Por no cargar las tintas más de la cuenta y parecer una hipótesis neutral, en las proyecciones demográficas efectuadas se ha dejado a cero el flujo migratorio neto.
• Esperanza de vida creciendo como en los últimos lustros, a razón de poco más de dos años por década.
Con estos supuestos, lo más destacado de la evolución demográfica de España entre 2011 y 2036 sería lo siguiente:
1. Sustancial pérdida de población. Según nuestros cálculos, la población residente en España mermaría en los próximos 25 años en 3,5-4 millones de personas en total, y en 5–6 millones los españoles de raíz autóctona (NB: en 2011, por primera vez desde el dramático año 1939, España está perdiendo población, según el INE).
2. Mucho más envejecidos. En 2036, un 34% de la población tendría 60 años o más, y un 18%, 21 años o menos. En la actualidad, esos porcentajes son el 22% y el 21%, respectivamente. Hace 25 años, los españoles con 60 años o más no llegaban al 17%, y los sub-21 superaban el 33% del total. Y la edad promedio de los residentes en España en 2036 rondaría los 47 años, por 41 en la actualidad –42 años para los españoles autóctonos– y 33 años en 1976.
3. Menos autóctonos. Aun sin nuevos inmigrantes, como pocos de ellos tienen menos de 60 años, y últimamente uno de cada cuatro bebés en España tiene madre o padre forastero, en 25 años la población nacida fuera de España o descendiente de padres foráneos rondaría el 20% del total (actualmente, el 14% de los residentes empadronados nació en el extranjero, y otro 2% son hijos suyos tenidos en España).
Para nuestra economía, una población decreciente en número total pero creciente en senectud sería algo muy negativo, por dispararse los costes de atender a más y más jubilados (pensiones, sanidad, cuidados personales), soportados por una población activa mermada y menguante. Y porque un perfil demográfico tan lánguido deprimiría, asimismo, la demanda económica interna y el valor de gran parte de nuestras propiedades (como los activos inmobiliarios, nuestra hucha tradicional). Tampoco una España decrépita y decadente parece lo ideal en el plano geopolítico, por no hablar del empobrecimiento afectivo de una sociedad cuya gente apenas tendría hijos, hermanos, primos, tíos….
Desastre demográficoComo hay diferencias muy acusadas por provincias y regiones, de no alterarse las tendencias actuales, en 2036 habrá zonas de España cuyo envejecimiento y despoblación presentarían tintes dramáticos (Asturias, Galicia, Castilla y León, el País Vasco, Aragón, Cantabria, Extremadura…). Y otras en que el desastre demográfico se notaría algo menos, por servir de lugar–refugio para población y empresas: principalmente, Madrid, el litoral mediterráneo y los archipiélagos.
Naturalmente, nuestras perspectivas mejorarían si creciesen nuestras ganas de tener niños. Pero muy rápido y mucho tendrían que hacerlo para que en 25 años reparásemos una parte apreciable del efecto de nuestra actual sequía reproductora –no es posible corregir del todo nuestros actuales desequilibrios demográficos en un cuarto de siglo, pero mejorar algo en natalidad ya sería muy valioso–, máxime cuando necesitamos que la fecundidad repunte algo más de un 50% simplemente para que haya relevo generacional. En cuanto a la esperanza de vida, si en el próximo cuarto de siglo creciese menos de lo previsto, perderíamos aún más población, pero ésta estaría menos envejecida. Y si aumentara de forma más intensa, sucedería lo contrario.
La inmigración extranjera, salvo que caigamos en un estancamiento económico prolongado “a la japonesa”, podría llegar de nuevo cuando la economía española repunte, suavizando nuestro declive demográfico global, pero acentuando en contraste el de la población española autóctona.
Y si gran parte de esa nueva inmigración fuera magrebí–musulmana, cosa lógica por proximidad geográfica y de diferencia de renta per cápita con España, esta comunidad étnico–religiosa reforzaría la masa crítica que ya tiene en buena parte del país, con consecuencias socio–políticas de calado.
En provincias como Almería, Gerona, Tarragona, Lérida, Murcia, La Rioja, Barcelona, Castellón, Baleares o Teruel, por cómo están ahora, la presencia islámica sería elevadísima en 2036. Con las dinámicas actuales, y aun sin nuevos inmigrantes, alrededor del 10% de los jóvenes serían musulmanes en la España de 2036, con picos no inferiores al 15%–25% en las provincias anteriormente citadas, y del 70% o más en Ceuta y Melilla.
Y a la inversa, si no eliminamos trabas a nuestras empresas (legislación laboral hostil al empresario, carga fiscal agobiante, educación mediocre, explosión normativa regional, etcétera) y redimensionamos a un tamaño viable el Estado del bienestar, sin pujanza económica, en los próximos años y décadas podría haber una apreciable emigración de españoles al extranjero, como la hay ahora con la crisis.
Si, además, seguimos con baja natalidad, esto nos llevaría al peor escenario posible para 2036: un invierno demográfico de temperaturas antárticas, al cual habría que llamar más bien “intenso suicidio demográfico”.
Por desgracia, en ello estamos. O nos tomamos muy en serio nuestro gravísimo problema de natalidad y población, damos un salto cualitativo en productividad y recortamos drásticamente gasto público innecesario e impuestos, o en 2036 padeceremos una profunda depresión demográfica, que ya se anticipa en unas cuantas provincias y regiones, que pierden población y envejecen de forma alarmante.
FUENTE: http://www.alertadigital.com/2011/09/22/el-panorama-demografico-en-espana-una-cronica-de-terror-que-anticipa-un-pais-decrepito-menguante-y-con-cada-ano-menos-espanoles/
este es un tema muy importante del que se habla poco y que tienen olvidado los partidos politicos. que yo sepa solo plataforma per catalunya tiene en su programa políticas de incentivacion demográfica de los autóctonos y fomento de la natalidad y propone una agencia pública de adopcion que coordine y organice con eficacia las adopciones de niños autóctonos por padres autóctonos. Tienes toda la razón, esto parece un proceso de sustitución demográfica planeado y un suicidio demográfico de nuestra gente.
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