Una semana después hemos encontrado esta carta de un lector al diario "20 Minutos" donde desvela la decepción a lo que ya sabiamos; el voto en blanco, realmente, beneficia a los mayoritarios. El autor de la carta pregunta por como demostrar democráticamente la decepción sin beneficiar a los mayoritarios a los que niega su voto. Nosotros le decimos que existen dos opciones: votar a los del voto en blanco o, mejor todavía, votar a un partido minoritario que comulgue con las ideas de cada persona. Nosotros recomendariamos un partido Identitario como Plataforma per Catalunya ya que defiende dos premisas fundamentales en la política actual: una política social y para los de casa.
La decepción del voto en blanco
En estas pasadas elecciones mi decepción por los partidos políticos a nivel autonómico fue tan grande que medité en darles un "castigo democrático" mediante el voto en blanco. El voto en blanco representaba para mí un voto válido y la expresión de estar de acuerdo con un sistema democrático pero no así con los partidos que optan a ser candidatos. Qué equivocado estaba tras comprobar que el voto en blanco provoca dos acciones que aumentan más mi profunda decepción:
La primera es que hace más legítima la victoria del partido ganador, pues la principal atención en las elecciones se centra en el número de escaños por partido y en el número de votos válidos totales, curiosa paradoja si se trata de no sentirse identificado con ningún partido.
La segunda, y quizás la más curiosa, es que incrementa el corte en porcentaje de votos que necesitan los partidos minoritarios para obtener representación. Es decir, en las elecciones regionales es de un 5% y en las generales del 3%, esto significa que sin representación no tienen voz y sin voz no hay alternativa, además de no disponer de espacios electorales y darse a conocer. Bastante parecido a un circulo vicioso.
¿Cómo puedo entonces expresar democráticamente mi decepción sin legitimar a los partidos a los que les niego mi voto?
FUENTE: http://www.20minutos.es/carta/1063787
La primera es que hace más legítima la victoria del partido ganador, pues la principal atención en las elecciones se centra en el número de escaños por partido y en el número de votos válidos totales, curiosa paradoja si se trata de no sentirse identificado con ningún partido.
La segunda, y quizás la más curiosa, es que incrementa el corte en porcentaje de votos que necesitan los partidos minoritarios para obtener representación. Es decir, en las elecciones regionales es de un 5% y en las generales del 3%, esto significa que sin representación no tienen voz y sin voz no hay alternativa, además de no disponer de espacios electorales y darse a conocer. Bastante parecido a un circulo vicioso.
¿Cómo puedo entonces expresar democráticamente mi decepción sin legitimar a los partidos a los que les niego mi voto?
FUENTE: http://www.20minutos.es/carta/1063787
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