El Romanç contra Camps de Al Tall es la nueva crítica ante el que, seguramente, revalidará la presidencia de la Generalitat Valenciana. Es un ataque directo a un personaje nefasto y funesto para la sociedad valenciana con un grado de corrupción tal que existen varios imputados o sospechosos en las listas electorales valencianas, empezando por el propio Camps. Lo que dice, finalmente, Al Tall es que no voten a Camps los valencianos. Algo que nosotros compartimos con el veterano grupo valenciano por muchas de las causas que dicen en el Romance que han interpretado. De cualquier modo, que un pueblo entero le de la confianza de ser gobernado a un sospechoso de corrupción, da mucho que pensar sobre ese pueblo. Nosotros desde Altavoz, reivindicamos el despertar del
pueblo Valenciano al que le pedimos tres cosas encarecidamente; primero no votar a Camps de ninguna de las maneras. Segundo votar a alguna formación política que reivindique la defensa del autóctono frente al inmigrante postulando políticas sociales, para ello HAY QUE ACERCARSE A LOS PROGRAMAS POLÍTICOS QUE NADIE CONOCE CUANDO VOTA. En tercer lugar, otra opción en Valencia es no ir a votar castigando al sistema, que al fin y al cabo es el que permite que no entre al parlamento valenciano a toda aquella formación que no llegue al 5% destrozando las opciones de las minorías. Si esta ley existiera en Cataluña, por ejemplo, el pasado 28 de Noviembre no habrían entrado al Parlament ni Ciutadans ni Laporta y Anglada se habría quedado a años luz de entrar, no a las puertas. Viendo esto se comprende la tragedia de las normas electorales valencianas donde, de momento, solo hay cabida para el bipartidismo del PPSOE y la anecdota de IU. Un voto de castigo es votar a los partidos defensores del autóctono frente al inmigrante o no ir a votar. La Generalitat se lo busca. Pero, per favor... no voteu al Camps.
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