sábado 14 de enero de 2012
ABLACIONES CON CUCHILLO JAMONERO
Los Mossos d’Esquadra nos informaban este sábado que durante el 2011 han intervenido en 36 ocasiones para evitar, o cuanto menos intentarlo, que una niña sufriera una ablación en Cataluña, es decir que un hijo de la gran puta le extirpe el clítoris (a menudo con una cuchilla vieja y oxidada de afeitar) para que quede mutilada toda la vida con el único y asqueroso fin de controlar su sexualidad. Y de paso informan también que han evitado un total de 21 matrimonios forzados, 13 de las “novias” eran menores.
Las cifras son escalofriantes y lo peor es que da auténtico miedo y pavor pensar a cuantas niñas no habrán podido salvar de la mutilación y cuantas se habrán tenido que casar a la fuerza con el moro de turno porque su familia se lo ordena. Estas dos prácticas, que son el pan de cada día, la primera en el África subsahariana y la segunda en el Magreb, son dos importaciones más que agradecer a la inmigración masiva y a los responsables de la misma que no son otros que los políticos apoltronados desde hace años en nuestras instituciones.
Nuestras leyes son tremendamente blandas, ambiguas y generosas con este tipo de delitos, como lo son con la mayoría de fechorías y los delincuentes que las protagonizan. Cabe recordar una vez más que en España un preso cuesta unos 70€ al día, mientras el coste de un pensionista no llega a los 30€ diarios de media. Cifras esclarecedoras que nos arrojan como una losa la certeza absoluta de que algo no funciona.
La legislación española se ha de endurecer de inmediato y sin complejos. No es de recibo que se vayan de rositas los cómplices de la muerte y posterior desaparición de Marta del Castillo; no es justicia que el asesino confeso vaya a pasar como mucho diez años en la cárcel. De la cárcel se sale del cementerio no, aunque la pobre Marta ni tan siquiera puede descansar en un lugar donde la gente que la quería pueda llevarle flores. No puede ser de ninguna manera que la familia de la victima no vea saciada su sed de venganza, porque la venganza es humana y necesaria, más cuando se pierde a un hijo o a una hija a manos de unos cabrones sin escrúpulos.
Hay que endurecer cuanto antes la ley del menor, castigar la reincidencia, repatriar a todos y cada uno de los delincuentes extranjeros al más mínimo delito, aunque sea colarse en el metro. Acabar con la fiesta que supone ir a la cárcel de vacaciones y hacer que estar preso sea una verdadera condena.
Debemos plantear seriamente la castración química para los violadores, la mayoría enfermos mentales que no se curan jamás, endurecer las medidas contra los maltratadores. Plantear un referéndum en el que el pueblo español decida o no si se ha de aplicar la cadena perpetua en ciertos delitos. Y por supuesto capar con un cuchillo jamonero y tirarles la minga a los cerdos a todos los mutiladores que intenten practicar la ablación a una niña inocente.
Robert Hernando
Secretario General de PxC
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