Lara Logan es una bella representante indoeuropea del país sudafricano al igual que la bella actriz Charlize Theron. Nacida en Durban, esta periodista rubia de ojos claros, cuerpo estilizado y generoso busto, es la típica mujer de rasgos Nordeuropeos por los que suspiran los moros del Magreb. Basta que haya una rubia entre un grupo de mujeres para que a un
Norteafricano se le vayan los ojos detrás de esta, y si encima no tiene el pelo tapado con el pañuelo de la discordia, podrá pensar pestes de ella... pero la mirará y la deseará el doble.
Pues bien, una reportera de estas características de 39 años (cumplirá los 40 el próximo 29 de Marzo) cubría la revuelta de Egipto. Al llegar, ya tuvo problemas con el ejercito Egipcio acusando al grupo de reporteros de "presuntos espías de Israel". Esto debió transcender a la opinión pública egipcia ya que al estar en la plaza Tahrir durante la celebración de la marcha de Mubarak la atacó la multitud al grito de "judía, judía". A pesar de ser repudiada por este motivo, su atractivo sexual debió excitar a la multitud masculina que la agredió sexualmente durante 20 o 30 minutos.
No es el único caso. Las calles de Egipto en los días de la revuelta y los posteriores ha sido un antro de intentos de ataque sexual a la mujer extranjera, y si es rubia, de tez y ojos claros... mejor. Mas excitante. Estos son algunos de los resultados de las famosas revueltas... la anarquía más brutal y la violencia de un género que solo respetan si llevan un pañuelo en la cabeza o un burka para esconder su atractivo. Nuestras mujeres tendrían que tener cuidado de viajar a los países árabes si no quieren correr el riesgo de ser canjeadas (a más de un marido le han pretendido cambiar a su mujer occidental por algún camello, siendo mayor el cambio si esta, además, era rubia en aquellos países) o atacadas sin ninguna protección. La propia Lara no quiso acudir a las autoridades egipcias porque no se fiaba de su ejercito.
Si ellos ven así a la mujer, allá ellos. No nos debe molestar lo que hagan basándose en su cultura o religión... en su tierra. La mujer de origen europeo debe saber lo que le puede pasar si marcha a ese territorio de Identidad Musulmana bajo su estricta responsabilidad. No deberíamos juzgar su Identidad en "su casa" como ellos no deberían de juzgar la nuestra. Lo malo es que no cambian, ni van a cambiar, ni tienen porque cambiar los que vienen a vivir a Europa... pero nosotros estamos permitiendo que vengan, que nos invadan. No es que tengan que cambiar su forma de ver la vida al llegar a Europa como predican los progres mundialistas defensores del mestizaje; es que no hace falta que vengan en oleadas a modificar la cultura, la Identidad y el color de un pueblo y una tierra sagrada para nosotros igual que es la suya para ellos. No queremos, ni debemos consentir que un día nuestras mujeres, cuyo arquetipo físico podría estar representado perfectamente por Lara Logan, sean un día atacadas y violadas por estos bárbaros ajenos a nuestra Identidad en nuestra propia casa europea... con el consentimiento de nuestras traidoras autoridades políticas. Dejemos a los bárbaros quietos en su territorio con su Identidad particular, sin intentar cambiarla si ellos no quieren, pero sin permitir la exportación masiva de su masa ciudadana, de su Identidad o su religión; tan extraña a nuestros principios vitales; a nuestra sagrada población, Identidad y tierra europea.
Lara Logan, reportera de la CBS, fue agredida por una turba de 200 egipcios
Brutal ataque sexual en la plaza Tahrir al grito de «judía, judía»
La explosión de júbilo que se vivió el viernes pasado en la Plaza Tahrir durante las celebraciones por la salida del poder de Mubarak se tornó en pesadilla para una reportera de la cadena de televisión estadounidense CBS. La surafricana Lara Logan y su equipo, incluidos los guardaespaldas, fueron rodeados por una «peligrosa multitud de más de 200 personas» que lograron separarlos.
Lara Logan, reportera de la CBS, fue agredida por una turba de 200 egipcios
Brutal ataque sexual en la plaza Tahrir al grito de «judía, judía»
La explosión de júbilo que se vivió el viernes pasado en la Plaza Tahrir durante las celebraciones por la salida del poder de Mubarak se tornó en pesadilla para una reportera de la cadena de televisión estadounidense CBS. La surafricana Lara Logan y su equipo, incluidos los guardaespaldas, fueron rodeados por una «peligrosa multitud de más de 200 personas» que lograron separarlos.
Aislada en mitad de la plaza, Logan fue «brutalmente golpeada y agredida sexualmente por la multitud» al grito de «judía, judía», según la propia CBS. «En el tumulto, ella fue separada de sus compañeros. Fue rodeada y sufrió una agresión sexual y una paliza de forma brutal y prolongada antes de ser salvada por un grupo de mujeres y por unos 20 soldados egipcios», explicó la cadena.
Destrozada, Logan se reencontró con su equipo, volvió al hotel y regresó a Estados Unidos en el primer vuelo disponible, a la mañana siguiente. Ayer, seguía ingresada en un centro hospitalario, recuperándose.
Aunque en las calles egipcias se respiran aires de libertad, aún son muchas las tareas pendientes de la revolución para poder crear un nuevo país, igualitario para todos los ciudadanos, incluidas las mujeres. En Egipto, el 90% de las mujeres sufre acoso sexual en las calles del país. Esta realidad, recogida por una ONG local –que cataloga como tal desde los insultos hasta la violencia física–, pareció cambiar o desaparecer momentáneamente durante los días de la revolución y en los primeros días del Egipto post Mubarak.
En el clima de libertad y cambio que se vivía y todavía se respira en las calles de El Cairo, son muchas las mujeres que decían sentirse más seguras, e incluso había quien aventuraba que la revolución había conseguido erradicar este problema.
Pero el caso de Lara Logan ha terminado con la utopía. Esa misma noche, el 11 de febrero, una española residente en El Cairo, que prefiere guardar su anonimato, fue también acosada enTahrir, donde acudió con un grupo de amigos en dos ocasiones: sobre las 7 de la tarde, poco después de la renuncia de Mubarak, «nadie intentó tocarnos y todos fueron muy respetuosos», a pesar de lo abarrotada que estaba la plaza, pero cuando regresó después de la medianoche, «varios jóvenes me manosearon a mí y a mis amigas, a pesar de ir acompañadas de algunos hombres».
«Nos siguieron durante un tiempo, hasta que nos dirigimos a ellos en árabe y nos dejaron en paz», relató a LA RAZÓN y aseguró estar convencida de que fueron atacadas por ser extranjeras.
Los activistas y jóvenes prodemocracia ya se han movilizado en este sentido y han lanzado una campaña a través de internet para pedir disculpas a la reportera acosada, además de admitir que es necesario trabajar en este frente para que se dé un cambio real en Egipto. Las mujeres han jugado un papel destacado en las revueltas y ahora quieren contribuir a la transición, aunque ya denuncian que no están siendo tenidas en cuenta por las fuerzas opositoras ni por el Ejército, que no se ha sentado a negociar con ninguna mujer, ni política, ni activista, ni académica.
Mientras, el Ministerio de Salud egipcio dio a conocer el recuento no definitivo de víctimas desde el 25 de enero: 356 muertos y 5.500 heridos. No hay cifra oficial de desaparecidos.
Destrozada, Logan se reencontró con su equipo, volvió al hotel y regresó a Estados Unidos en el primer vuelo disponible, a la mañana siguiente. Ayer, seguía ingresada en un centro hospitalario, recuperándose.
Aunque en las calles egipcias se respiran aires de libertad, aún son muchas las tareas pendientes de la revolución para poder crear un nuevo país, igualitario para todos los ciudadanos, incluidas las mujeres. En Egipto, el 90% de las mujeres sufre acoso sexual en las calles del país. Esta realidad, recogida por una ONG local –que cataloga como tal desde los insultos hasta la violencia física–, pareció cambiar o desaparecer momentáneamente durante los días de la revolución y en los primeros días del Egipto post Mubarak.
En el clima de libertad y cambio que se vivía y todavía se respira en las calles de El Cairo, son muchas las mujeres que decían sentirse más seguras, e incluso había quien aventuraba que la revolución había conseguido erradicar este problema.
Pero el caso de Lara Logan ha terminado con la utopía. Esa misma noche, el 11 de febrero, una española residente en El Cairo, que prefiere guardar su anonimato, fue también acosada enTahrir, donde acudió con un grupo de amigos en dos ocasiones: sobre las 7 de la tarde, poco después de la renuncia de Mubarak, «nadie intentó tocarnos y todos fueron muy respetuosos», a pesar de lo abarrotada que estaba la plaza, pero cuando regresó después de la medianoche, «varios jóvenes me manosearon a mí y a mis amigas, a pesar de ir acompañadas de algunos hombres».
«Nos siguieron durante un tiempo, hasta que nos dirigimos a ellos en árabe y nos dejaron en paz», relató a LA RAZÓN y aseguró estar convencida de que fueron atacadas por ser extranjeras.
Los activistas y jóvenes prodemocracia ya se han movilizado en este sentido y han lanzado una campaña a través de internet para pedir disculpas a la reportera acosada, además de admitir que es necesario trabajar en este frente para que se dé un cambio real en Egipto. Las mujeres han jugado un papel destacado en las revueltas y ahora quieren contribuir a la transición, aunque ya denuncian que no están siendo tenidas en cuenta por las fuerzas opositoras ni por el Ejército, que no se ha sentado a negociar con ninguna mujer, ni política, ni activista, ni académica.
Mientras, el Ministerio de Salud egipcio dio a conocer el recuento no definitivo de víctimas desde el 25 de enero: 356 muertos y 5.500 heridos. No hay cifra oficial de desaparecidos.
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