Estamos de luto. El bosque Atlántico único en Europa ha sido violado. Estamos ante un sacrilegio al pueblo gallego, español, europeo. Una obra maestra de la naturaleza que costó siglos en realizarse ha sido masacrado en horas por algún desalmado terrorista que nos ha privado de los más sagrado. Cada árbol, cada animal que ha fallecido en este acto terrorista es como si hubiese muerto un poco más nuestro espíritu, nuestra identidad. Estamos dolidos, enojados y... derrotados. Por lo menos hoy.
El terrorista, o terroristas, causantes de tal desaguisado debería tener solo dos salidas. O arder como ha ardido el bosque, no sería una solución desalmada viendo las terribles consecuencias de sus actos, o pasar el resto de su vida prisionero en el bosque, reforestando para dar solución a un mal que no se solucionaría ni aunque tuviese miles de vidas, así que no pasaría nada con que pasara el resto de una mísera vida dando solución a
la destrucción de nuestro mayor patrimonio: el bosque, el árbol, la vida.
Esto era Fragas do Eume. Esto es lo que se ha destrozado:
terrible. habría que pedir responsabilidades tanto a la casta política que no impone leyes más duras para los que atentan contra nuestro patrimonio natural, como a las autoridades gallegas que no son capaces de prevenir estos actos terroristas. La crisis no es solo económica...
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