A día de hoy, parece ser que Marine Le Pen todavía no tiene asegurada la candidatura. Tal vez para la líder del FN sea más sencillo alcanzar la segunda vuelta en las elecciones francesas que presentarse. Un candidato necesita 500 firmas de políticos elegidos por sufragio universal para poder presentarse. Actualmente la líder identitaria solo tiene seguros 350 con lo que le faltan 150 para poder presentarse. ¿El problema?. La presión que reciben los políticos franceses para avalar la candidatura del FN. El 70% de los franceses desean que se presente, pero políticos como el alcalde de un pequeño pueblo, Gerad Blache, que en 2007 avaló al FN y lo consideró un "terrible error ya que todo el mundo se le echó encima". Toda una muestra de democracia por parte de los que "se le echaron encima".
Esta "democracia" liberal cada día huele más a podrido. La persecución a los partidos identitarios es un hecho incuestionable. Tal vez tengamos que lamentar que Marine Lepen no pueda aspirar a acceder a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas no por sus votantes sino por los propios políticos del sistema y la presión mediática que prefiere tener a un duro adversario político marginado en la política antes que enfrentarse a él abiertamente en unas
elecciones libres para que el pueblo francés elija con libertad... "por si las moscas".
A partir de ahora, tal vez, los partidos identitarios europeos vayan destapando al sistema su lado "antidemocrático" o la democracia a la carta que parecen defender. No solo tienen que convencer al votante europeo, cada vez más convencido, sino que además tienen que luchar contra los elementos... sistémicos.
ELECCIONES FRANCESAS
Marine Le Pen denuncia presiones para impedir su candidatura
Pese a que los sondeos le otorgan entre el 17% y el 20% de intención de voto, Marine Le Pen no tiene asegurada su candidatura a las presidenciales francesas. La líder del ultraderechista Frente Nacional (FN) denunció ayer «presiones» del partido del Gobierno, la UMP, y del Partido Socialista a los alcaldes para impedir su participación en la carrera al Elíseo. En Francia, todo candidato a la presidencia de la República necesita un mínimo de 500 firmas de políticos elegidos por sufragio universal para ejercer un mandato.
Marine Le Pen sostiene que solo cuenta con 350 promesas de apadrinamiento. «Es una negación de la democracia», clamó. El plazo para presentar las candidaturas concluye el 16 de marzo y las firmas deben proceder de al menos 30 departamentos o territorios de ultramar. La lista de firmantes, que solo pueden apoyar a un aspirante, se hace pública. La presidenta del FN reclamó una revisión de este sistema, instituido en 1976 para evitar la multiplicación de candidaturas extravagantes. Hasta entonces, tan solo hacían falta 100 firmas.
Le Pen esgrimió una encuesta de Le Parisien, según la cual el 70% de los franceses desean que se presente, para acusar a socialistas y conservadores de censura. El rotativo publica ejemplos de alcaldes que confirman la existencia de presiones. «Fue un error que aún hoy lamento. Todo el mundo se me echó encima», declara Gérad Blache, alcalde de un pequeño pueblo que en las presidenciales del 2007 apadrinó al FN.
«Si tiene problemas es porque su discurso incomoda», aduce el secretario general de la UMP, Jean-François Copé. También hay otra razón inconfesada. La división del voto de la derecha podría perjudicar a Sarkozy, que se arriesga a que una subida del FN le impida ir a la segunda vuelta. Sería una repetición, a la inversa, del trauma del 2002, cuando el socialista Lionel Jospin fue derrotado por la ultraderecha.
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