Lejos de ese 13% que le daban las encuestas hace tan solo unas semanas, y a corta distancia de los dos partidos más votados, aunque lo suficientemente apartada de la cifra que le hubiera llevado a revalidar el triunfo de su padre hace diez años cuando el candidato del Front National desbancó al socialista Jospin y pasó a la segunda vuelta. A más de siete puntos de ventaja sobre el izquierdista Melenchon que según las encuestas deberían haber quedado el tercero y cuya batalla era quedar por encima de Le Pen, desbancando también al centrista Beyreau y a más de quince puntos de la suma del resto de candidatos (izquierdistas, ecologistas, conservadores y liberales), la candidata identitaria Marine Le Pen logra un importante triunfo en la primera vuelta de las elecciones francesas y consolida el voto identitario colocando la candidatura del Front National como una de las tres preferidas por los votantes franceses.
A pesar de una turbia campaña en la que no han faltado las difamaciones y mentiras hacia Marine Le Pen , la candidata identitaria que en las últimas semanas de campaña se ha reencontrado con sus raíces mediante un mensaje radical, rebelde y anti-sistema se ha convertido en un importante polo político frente a la arrogancia, la sumisión y la ineficacia que hoy representan los dos partidos de derecha y de izquierda que tradicionalmente se reparten el poder desde hace años. Por ello Marine Le Pen cosechó ayer ese casi 20% de porcentaje de votos, superando los 35% en lugares como Henin-Beaumont donde quedó por encima de los dos candidatos que han pasado a la segunda vuelta al igual que en otras zonas como la Cataluña francesa, Costa Azul, Alsacia, Normandía y norte de Francia donde sobrepasó ampliamente el 20%.
Los medios de comunicación europeos no han podido silenciar hoy algo que les preocupa grandemente, que el Front National sea el partido de referencia de los jóvenes y trabajadores que le han votado masivamente, y a los que tanto Sarkozy como Hollande tendrán que mendigar el voto. Durante estas elecciones se ha evidenciado más que nunca que la franja de población que apoya el voto identitario es joven, obrera y de simpatías izquierdistas, algo que ya comprobó Jean Marie Le Pen que recibió masivamente el apoyo en las urnas de los antiguos votantes comunistas o la Lega Nord en Italia que obtuvo un fuerte ascenso paralelo a la caida en picado del Partido Comunista Italiano en el norte del país. Se trata de un hecho determinante que muestra como el trabajador autóctono ha superado ese engaño del sistema llamado izquierda-derecha, y empieza a ser consciente de que solo desde posiciones radicales, identitarias y sociales es posible revertir el criminal proceso teledirigido por la finanza internacionalista gracias a la claudicación y sumisión de unos partidos trasnochados que pretende acabar con el Estado social y someter a los europeos al peor de los esclavismos.
La prensa lo ha reconocido. Le Pen es hoy la otra vencedora de las elecciones francesas y el movimiento identitario la esperanza para millones de europeos. Ya lo ha dicho Marine Le Pen: "nada va a volver a ser lo mismo, seguiremos la batalla en la oposición". Nosotros nos congratulamos de este avance identitario en el país vecino y esperamos que aquí, en nuestra tierra, pronto podamos hacer oir también la voz identitaria en los viciados y aburridos parlamentos
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